Cuidado te lleva el gnomo

Por Maumy G.

Cuento inédito en papel. Escrito originalmente en español, como ejercicio literario, para una colección de cuentos breves que he titulado «Cosas de niños».

—¡Mami! ¡Mami! —dijo Trini al entrar a la cocina desde el patio.

—¿Qué? —preguntó la madre concentrada en pelar unas papas.

—¡Los gnomos se han llevado el árbol del patio!

—Los gnomos no existen, Trini —dijo la mujer.

Sigue leyendo «Cuidado te lleva el gnomo»

¿Por qué escribo?

En esencia, escribimos para comunicarnos, con otros o con nosotros mismos. Escribimos a diario mensajes de texto, correos electrónicos, notas de recordatorio, ideas, pensamientos, etcétera.

Incluso, podemos escribir como un modo de entendernos.

Sin embargo, también escribimos como forma de expresión, para transmitir conocimiento, para contar historias reales o ficticias.

Sigue leyendo «¿Por qué escribo?»

Liberar a la bestia

En estos días he estado releyendo el libro Zen en el arte de escribir, de Ray Bradbury, un poco porque tenía ganas de revisitarlo, otro poco en búsqueda de recomendaciones para impulsar tu creatividad escritora. Este libro de Bradbury está compuesto por un conjunto de ensayos escritos durante su carrera donde da cuenta de sus procesos creativos, pero donde también incluye recomendaciones para quienes empiezan en el oficio de escribir.

Sigue leyendo «Liberar a la bestia»

Amapolas y ruinas romanas

Viajamos a Plovdiv. Nunca había recorrido tantos kilómetros de forma consciente en auto hasta que me vine a vivir a Bulgaria. Tenemos una Land Rover Defender que nos ha llevado de arriba a abajo, incluso hasta Grecia (pero esa es otra historia). La cosa es: la camioneta necesitaba el servicio anual, nosotros aprovecharíamos el par de días que estaríamos alejados de la casa de campo para seguir explorando Plovdiv y visitar a S, un amigo de L.

Mientras recorremos la ruta, me dedico a mirar a través de la ventanilla y disfrutar del paisaje. Es un espectáculo ver cómo cambia la vegetación, el follaje, su colorido, a medida que avanzan las estaciones (y ahora la ruta). En estos días está finalizando la primavera y los árboles ya han completado su transición del ocre al verde. Las primeras flores silvestres que brotan en primavera son blancas, luego aparecen las amarillas, grandes cúmulos, esparcidos aquí y allá, en un diseño que sólo la naturaleza conoce. Ahora las más bonitas son las amapolas, su rojo furioso se esparce por los campos formando parches que encandilan. Entre los que también hay ramilletes violeta, desconozco el nombre de la flor, pero me encanta la combinación que destaca particularmente en la vía rápida: grandes parches rojo-violeta impregnando los sembradíos.

Sigue leyendo «Amapolas y ruinas romanas»

¿Cómo saber si tus textos van por buen camino?

En la nota «Anímate a crear con palabras» contaba que, cuando comencé a escribir, no tenía ni la más remota idea de la técnica que conlleva escribir un texto literario. Desconocía las nociones básicas del oficio de escribir. Escribía porque la escritura era un modo de crear (y lo sigue siendo). Mis primeros textos sonaban acartonados e incluso carecían de un orden narrativo lógico, estaban desestructurados. Eran, incluso, poco verosímiles en algunos casos.

También contaba que mi proceso de aprendizaje en serio del oficio de escribir comenzó con un primer taller de cuentos que realicé bajo la coordinación de la escritora argentina Alejandra Laurencich. Más tarde, y durante varios años, semana a semana, también fui parte de su taller de escritura mensual, donde no sólo trabajábamos cuentos sino también otros tipos de textos narrativos. Aunque, en realidad, yo siempre trabajé cuentos, género que me fascinó desde que entendí los mecanismos que lo hacen funcionar. Sin embargo, el simple hecho de escuchar y analizar los textos de distintos géneros escritos por otras personas y ejercitar la escucha atenta y la devolución de impresiones sobre la lectura de esos textos, me llevo a impregnarme de la técnica que aplica al oficio de escribir en general.

Sigue leyendo «¿Cómo saber si tus textos van por buen camino?»

Anímate a crear a través de las palabras

Cualquiera puede escribir. Lo hacemos desde la escuela. Lo único que necesitamos es un lápiz y un papel (o una computadora, móvil, tablet). Poner una palabra tras otra y generar un texto que transmita un mensaje.

Escribimos correos electrónicos, escribimos mensajes (como este, si tenemos el espacio), escribimos en redes sociales, escribimos diarios o simplemente listas de supermercado. Básicamente escribimos todos los días. La escritura es una forma de comunicarnos. Una forma de expresión.

Sigue leyendo «Anímate a crear a través de las palabras»

Edgar Allan Poe y su visión sobre la composición de un cuento

Una de las preguntas que solemos hacernos a la hora de escribir un cuento, especialmente cuando comenzamos en el oficio, es ¿de dónde parto? He escuchado (y leído) distintas opiniones de cuentistas consagrados al respecto. Hay quienes parten de una imagen, otros de un personaje, algunos de una sensación o de una frase escuchada al pasar. Los orígenes son tan variados como los escritores mismos. No hay consenso, ni debería haberlo porque cada persona que escribe, lo que la impulsa, lo que le dispara una idea, es bien distinto del resto. Y en eso radica la belleza, la magia de la escritura.

Pero la cosa no se queda ahí. Las siguientes preguntas que surgen van desde ¿cómo seguir? a ¿cómo se construye el cuento? o ¿qué piezas clave tengo que encastrar para que su estructura fluya, para que no sea un cuentito sino un cuentazo? Por eso, creo que es fundamental conocer lo que los maestros de la escritura han compartido sobre sus procesos. No para tomarlos como una receta, aclaro, sino como un modo de indagar los mecanismos que han usado para construir sus historias.

De ahí que hoy retome, como una noción de oficio y una sugerencia para quienes incursionan en la escritura, un texto que me parece indispensable leer: «La filosofía de la composición», de Edgar Allan Poe que, aunque está basado en la descripción progresiva de la composición de «El cuervo», su poema más famoso, lo que expresa bien podría aplicar a un cuento. Algo que, de hecho, el mismo autor menciona en su desarrollo.

Sigue leyendo «Edgar Allan Poe y su visión sobre la composición de un cuento»

Las ruinas circulares

Cuento de Jorge Luis Borges

Originalmente publicado en 1940 en la revista literaria Sur. En 1941, fue incluido en el libro El jardín de senderos que se bifurcan, que más tarde formó parte del libro Ficciones (1944).

Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra. Lo cierto es que el hombre gris besó el fango, repechó la ribera sin apartar (probablemente, sin sentir) las cortaderas que le dilaceraban las carnes y se arrastró, mareado y ensangrentado, hasta el recinto circular que corona un tigre o caballo de piedra, que tuvo alguna vez el color del fuego y ahora el de la ceniza. Ese redondel es un templo que devoraron los incendios antiguos, que la selva palúdica ha profanado y cuyo dios no recibe honor de los hombres. El forastero se tendió bajo el pedestal. Lo despertó el sol alto. Comprobó sin asombro que las heridas habían cicatrizado; cerró los ojos pálidos y durmió, no por flaqueza de la carne sino por determinación de la voluntad. Sabía que ese templo era el lugar que requería su invencible propósito; sabía que los árboles incesantes no habían logrado estrangular, río abajo, las ruinas de otro templo propicio, también de dioses incendiados y muertos; sabía que su inmediata obligación era el sueño. Hacia la medianoche lo despertó el grito inconsolable de un pájaro. Rastros de pies descalzos, unos higos y un cántaro le advirtieron que los hombres de la región habían espiado con respeto su sueño y solicitaban su amparo o temían su magia. Sintió el frío del miedo y buscó en la muralla dilapidada un nicho sepulcral y se tapó con hojas desconocidas.

Sigue leyendo «Las ruinas circulares»

Los esclavos

Cuento de Jacques Sternberg

En el comienzo, Dios creó al gato a su imagen y semejanza. Y, desde luego, pensó que eso estaba bien. Porque, de hecho, estaba bien. Salvo que el gato era holgazán y no deseaba hacer nada. Entonces, más adelante, después de algunos milenios, Dios creó al hombre. Únicamente con el objeto de servir al gato, de darle al gato un esclavo para siempre. Al gato, Dios le había dado la indolencia y la lucidez; al hombre, le dio la neurosis, la habilidad manual y el amor por el trabajo. El hombre se dedicó de lleno a eso. Durante siglos construyó toda una civilización basada en la inventiva, la producción y el consumo intenso. Una civilización que, en suma, escondía un único propósito secreto: darle al gato cobijo y bienestar.

Sigue leyendo «Los esclavos»

El diente roto

Cuento de Pedro Emilio Coll

Originalmente publicado en la revista literaria El cojo Ilustrado (1898).

A los doce años Juan Peña, combatiendo con unos granujas recibió un guijarro sobre un diente, la sangre corrió lavándole el sucio de la cara y el diente se partió en forma de sierra. Desde ese día principia la edad de oro de Juan Peña.

Con la punta de la lengua Juan Peña tentaba sin cesar el diente roto, el cuerpo inmóvil, vaga la mirada —sin pensar. Así de alborotador y pendenciero, tornóse en callado y tranquilo.

Sigue leyendo «El diente roto»